El arte es caer de culo y que no te duela

viernes, septiembre 02, 2005

Algunos apuntes sobre un viaje en tren

Ya desde sus inicios el ferrocarril fue usado en muchas oportunidades como la metáfora con la cual referisrse a la modernidad. El tren representaba en aquellos tiempos el progreso de la técnica y de la rezón humana, a la vez que permitía expandir por el mundo -a la par que los nuevos vapores transatlanticos- los ideales de la libertad y la democracia. En la Argentina de principio de siglo, cuando se inaguró el tren que va desde Retiro a Tigre, el primer ramal de trocha ancha electrificado del país, hizó su recorrido en apenas 25 minutos aproximadamente. Sin duda viajar en tren es tan maravilloso como siempre. Quizás no tenga el lujo de otros tiempos, sin embargo tiene su encanto.
Ya desde que compras el boleto y lo introducis en el molinete tenes la sensación de estar ingresando a un mundo diferente. Ni hablar del momento en que, despues de haber dejado atras el brazo del molinete que te impide el paso, ingresas al andén. El andén tiene todas las características para ser un mundo paralelo. A lo largo de su rectitud podemos encontrar todo lo necesario para sobrevivir durante varios días. Hay un kiosco, o dos, una pancheria, un kisoco de diarios y revistas -infaltable para mirar el lunes a la mañana de reojo que pasó con los partidos del domingo y cuáles son las ultimas novedades del mundo del espectáculo- y no puede faltar nunca un oficial para mantener el orden público y hacer aplicar las reglas de este mundo paralelo que es el andén. Los andenes tiene humores cíclicos. Por la mañana reina el mal humor, a causa del sueño. Al medio día la cosa cambia un poco. Si hay sol, sin duda mejora. Por la tarde caen los animos, sin embargo las caras son de felicidad por haber terminado el día, y encontrarse retornando a casa.
Desde el andén ves como se acerca el tren o la formación como se escucha que dice una voz por los altoparlantes. Una vez arrivada la formación a la estación se abren sincronizadamente todas las puertas de todos los vagones. En ese momento la gente se apretuja sobre las puertas que se abren y se produce un terrible malentendido. Unos intentan salir y los de afuera intentan entrar . Es como un juego de suma cero. Finalmente logras subir y comienza las busqueda del asiento de oro. Tus ojo dan vueltas para todos lados. Y si tenes suerte encontras uno a lo lejos. Pero justo en ese momento se sienta una señora entreda en años, pero no tan vieja como parece, a la que no le podes decir nada.
El viaje es tranquilo. Unos leen. Entre los que leen tenemos que diferenciar entre los lectores de libros y los de dirios. Entre estos últimos se destacan los que sin importale en lo más minimo la muchedumbre que lo rodea se da maña para abrir La Nación. Ni hablar de aquellos que logran darle una vuelta de página. Otros escuchamos música y miramos por las ventanas.
A lo largo del recorrido se pueden observar muchas cosas. Desde las caras de los pasajeros hasta los árboles que rodean las vías. Si te decidis por la primera opción podes hacer como en el cuento de Asis y tratar de adivinar por el aspecto físico donde se va a bajar cada persona. En cambio, si elegis mirar por la ventana podes contar las cuadras que separan una estación de la otra. O, podes tratar de calcular la velocidad a la que viaja el tren. Por ejemplo, entre Acasuso y Martinez el tren avanza aproximadamente 1 cuadra cada 5 segundos.
Los vendedores ambulantes son todo un tema y merecen su parrafo especial En el ramal que une Retiro con Tigre hay varios que ya son viejos conocidos. Está Bigotito, que vende siempre cosas que no sirven para nada. Hay otro que es flaco y alto. A ese le encantan las radios y la tecnología. Simpre, todo lo vende con pilas nuevas y uno lo puede mirar y probar con toda tranquilada. Habría que sugerirle al gremio que los agrupa que piense en un dieseño de bolso o carterita que los benefecie un poco más. Despues, en una categoría diferente, los músicos también merecen un reconocimiento. En mi tren tenemos para todos lo gustos. Desde los Nocheros Fashion hasta un imitador de Pepe Biondi que toca y canta tangos y nunca pierda la esperanza que "sólo el amor salvará al mundo". Ojalá no sea en vano.
Finalmente para terminar los dejo con una pregunta que yo todavía no pude contestar. ¿Por qué cuándo uno viene del lado de Retiro y el tren frena en la Estación La Lucila, una vez que cerro las puertas y justo antes de arrancar, siempre se mueve para atras?