AO! Para leer entre líneas

El Australian Open (AO) es el grand slam que más me gusta. Razones hay muchas, pero la principal es que se juega mayormente por la noche argentina. Todos sabemos que Australia queda del otro lado del planeta y que entonces, cuando comienza la jornada de partidos, allá por las 11 AM, acá son como las 9 PM. Empezas a la hora de la cena y terminas desayunando con los últimos juegos del día. Por lo tanto podes llegar a ver 10 o 12 horas de tennis ininterrumpidamente.


Justamente uno de las razones por las que me gusta tanto el AO es poder pasar noches enteras viendo tennis, sin tener que preocuparme por el manana -en un sentido puramente literal-. Hoy eso ya no es posible. Las obligaciones hacen que uno deba descansar por la noche para poder encarar la jornada siguiente sin que le pregunten en repetidas ocasiones que hizo durante la noche anterior. Simplemente la magía del AO se está perdiendo para mi.


La decepción es grande, pero mantengo excelentes recuerdos de veladas extraordinarias viendo tennis hasta el amanecer. Quién no se acuerda del escupitajo de Chela a Hewit, o un ano más tarde la épica victoria del argentino en 4 sets, calambre mediante? Quién no se acuerda de la semifinal que perdió Nalbandían en el 2006 o la fantasía de Santoro contra Gaudio. Esos momentos quedarán grabados en mi memoría. Pero desde este ano el AO ya no será lo mismo para mi.

En conclusón, fue el AO el que me hizo dar cuenta cuanto extrano las vacaciones de 3 meses. Esas que empezabas en diciembre cuando dabas los últimos examenes y que duraban hasta bien entrado marzo cuando arrancaba la facultad. Sindudamente (no la busquen en el diccionario, este palabra no existe) deberíamos replantear algunas cosas.